220309 Embalse Portodemouros

Masiva asistencia: Julio, Pancho y Javi.
Kms: 35
Hoy fuimos a jugar fuera de casa y la asistencia fue mínima, tres ciclistas a la aventura. Aunque si jugásemos en casa seríamos los mismos.
La ruta empezaba en el embalse de Portodemouros, hasta allí nos guiaba el GPS que ya empezaba a dar signos de poca inteligencia al ir en contra de las señales de la carretera. Pero aún así llegamos al punto de partida.
En pocos segundos montamos las bicis, nos preparamos y superamos el momento tenso del día: el comprensible olvido de las zapatillas para los automáticos cuando no sales en bici desde casa. No pasa nada dice (entre otras cosas) Julio, voy en lo que haga falta y sale con las zapatillas que llevaba puestas. Un oleeee por tus huev......
Empezamos a pedalear con el GPS que nos indicaba la ruta dando otra vez signos de poca inteligencia. Ahora va, ahora no, reinicio, reset, on/off, del *.*, format,... pues vamos tirando hasta que espabile que Julio se presta a indicar la ruta más o menos. Cuando ya empezábamos a pasar del GPS empieza a dar señales de vida para permanecer operativo toda la ruta y guiarnos por estos caminos hasta hoy desconocidos.
Superados estos problemas seguimos por los caminos indicados bordeando el embalse y por fin variando un poco de paisaje. Foto por aquí, foto por allá, mira esto, mira lo otro, este camino también es decente,... todo a un ritmo tranquilo. Atravesamos pueblos sin ver a nadie, sin ver coches por la carretera, solo coches de pescadores aparcados, largos tramos sin ver indicios de población,... parecíamos apartados del mundo. Aún se notaban los efectos del temporal pasado con árboles caídos en medio de los caminos, hoy también saltamos unos cuantos.
Rodando tranquilamente ya pensábamos que estábamos llegando al ver la presa cerca, punto desde donde habíamos partido. Pero el embalse es grande y la linea recta no existía, nos quedaba mucho para rodear todo el embalse. Entonces llegó la sorpresa que tenía guardada para los asistentes, que a pesar que durante todo el camino le decía que tenía un barco esperándonos no me prestaron atención. A lo lejos se divisaba un barco en nuestra orilla del río y yo seguía insistiendo que cruzaríamos el río en barco, pero ni caso.
Cuando llegamos al punto de coger el barco este ya había salido hacia la otra orilla. Mostrando nuestra intención de cruzar el río levantando las manos y unos gritos, el amable patrón volvió a por nosotros y enseguida subimos las bicis para cruzar al otro lado. Durante la travesía hicimos un poco de amistad con otros pasajeros del lugar, unas cuantas fotos y vuelta a pedalear.
Ya íbamos justos de tiempo y el ritmo era distinto. Íbamos tan rápido que casi no daba tiempo a mirar el GPS. Tras una visión rápida nos metimos por un camino equivocado y como lo de dar marcha atrás es el último recurso optamos por continuar. Como siempre, el camino se acabó. Empieza el senderismo, o mejor dicho la escalada. Ahora nos tocaba llevar nosotros a las bicis por caminos y no caminos por donde nadie había pasado en cientos de años. Tras una dura escalada y lucha contra los elementos llegamos al camino correcto.
A partir de aquí ya estábamos cerca. Seguimos la ruta correctamente y llegamos al punto de partida cruzando la presa del embalse.
Como ya íbamos tarde no pudimos para a tomar algo y nos fuimos de allí rápidamente para llegar a la hora de la comida.
Un sitio del mundo menos por conocer.
Demostrado que las zapatillas para los automáticos no son imprescindibles.