040409 Un capricho de cumpleaños

Volvimos a lo de siempre:

-Sábado a las cuatro en el puente.
-Sin saber cuantos asistentes.

-Ruta sin decidir.

Tras decidir ir hacia Ponte Maceira aún quedaba hacer una paradita en la gasolinera para dar aire a los que montan las megaruedas tubeless de cuatro radios extra ligeras a las que le queda mal dar aire con un bombín normal. Ya salimos con media hora de retraso.

Tras este calentamiento empezamos a subir hasta trasmonte sin tocar mucho la carretera general. Explorando nuevos caminos nos encontramos con unas gallinas en medio de una bajada técnica, malo si parábamos en medio de la bajada así que las gallinas se asustaron un poco y aprendieron a volar. Entonces es cuando apareció la "mujer la vara" y nuestra integración física se vio amenazada. Los que iban atrás vieron la vara muy cerca pero salimos de allí sin más percances.

La ruta parecía tranquila y relajada pasando por los caminos de siempre. En vez de bajar hacia Ponte Maceira decidimos cambiar e ir hacia Tapia. De camino nos encontramos con una joven promesa del ciclismo que nos hecho un pique y nos adelantó dos veces. Ante tal hazaña el chaval ya seguía con nosotros pero hubo que convencerlo que ya nos había ganado dos veces y tenía que volver que su madre le estaba llamando. Menos mal, que el chaval seguro que se tiraba por la siguientes cuestas abajo.

Admiramos el paisaje por la playa fluvial sin prisas y con tranquilidad. Era un día relajado y teníamos tiempo. Luego seguimos río arriba por la orilla. Por aquí nos encontramos con un chungo ritual de brujería: en un cubo una estrella de mar, con habas, trozos de espejo y una vela. Joder que chungo¡¡¡.

A partir de aquí la ruta tranquila empezó a dejar de serlo, el GPS de Parriba empezó a funcionar tal vez influenciado por la brujería. Íbamos pensando que Parriba sabía por donde nos llevaba. Evidentemente, el perfil de la ruta empezaba a variar con continuas cuestas y con caminos que no nos llevaban en dirección a casa. Empezamos a sospechar que estábamos perdidos, pero Parriba seguía insistiendo que sabía donde estábamos y que salíamos al monte de San Marcos. Lo seguimos metiéndole presión, rajando de el y con amenazas de muerte. Nos cruzamos con unos via-andantes y vemos a Julio hablando con ellos: estará preguntándole donde estábamos? Pero no sabía el camino?. $%!$%·$·$ %!% ). Pero Parriba sigue insistiendo que vamos bien, es más, aconseja a Toño que hinche las rueda delantera que viene una bajada LARGUÍSIMA¡¡¡ Paramos y solucionamos el problema de la rueda de Toño para aprovechar la bajada en plenas condiciones.

Con todo preparado empezamos a bajar y a los 100 metros SE ACABA EL CAMINO¡¡¡ Podéis imaginar las palabra de cariño. Damos vuelta unos metros y nos metemos por otro camino pasando de Parriba. Pues no, Parriba se pone delante y sigue insistiendo que sabe el camino. En cada cruce va eligiendo el camino dcha o izq sobre la marcha. Nos mete por una bajada llena de piedras, árboles tirados, rejos de tres metros,... la mitad de la bajada fue a patas, menos mal que llevábamos las ruedas hinchadas¡¡¡

Parriba se estaba jugando la vida, el camino parecía que iba a desparecer en cualquier momento. El día de su cumpleaños y se estaba jugando la vida con tres ciclistas con ganas de venganza. Entonces fue cuando volvió a nacer, por fin llegamos a los caminos conocidos del Mirador de San Marcos. Uf Uf y Uf.

Ya que no habíamos disfrutado de bajadas en toda la ruta elegimos disfrutar un poco por la bajada de los molinos. Impresionante bajada para liberar la adrenalina acumulada. Un buen descenso.

Ya por caminos y atajos conocidos ya fuimos en dirección a Bertamiráns a tomar la merecida tapita de callos. Por supuesto, le tocaba pagar al del cumpleaños. FELICIDADES¡.

Treinta kilómetros, 10 tranquilos y el resto... bueno... hacía tiempo que no salíamos a perdernos.

Podéis ver la ruta de este perfil en el siguiente enlace:

Wikiloc